La directriz del diseño concistía en potenciar al máximo la superficie del predio, creando un gran volumen, aligerándolo a través del tratamiento de las fachadas por medio de modulaciones de manguetería de aluminio dinámicas, enfatizando la verticalidad, y el uso placas cerámicas flotadas en los costados, a modo de grandes macizos con aperturas verticales que continúan los criterios de proporción y modulación de la fachada principal. Se incorporan además terrazas que rompen el volumen a manera de vacíos.

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Especial atención se da al desplante urbano del edificio, con un manejo de escala adecuado a la calle en la que se ubica, así como la amabilidad de la planta baja en relación al peatón, ubicando en el primer sótano el motor lobby, así como las zonas de servicio del edificio.